jueves, 24 de mayo de 2012

Consideraciones a la ampliación de contrato de Mourinho


Desde que se dio a conocer la ampliación del contrato de Jose Mourinho, no han parado de surgir las comparaciones entre el caso del portugués y el de Josep Guardiola. Son muchos quienes, con más o menos ingenio, recuerdan las portadas de diarios —principalmente Sport y Mundo Deportivo— que aseguraban que The Special One abandonaría el barco al llegar junio. Curiosamente, los mismos que celebraban la marcha de Mou anunciaron la inminente renovación del técnico de Santpedor. Divertido, ¿verdad?
Como todos supondréis, qué Mourinho prorrogue su vinculación con el Real Madrid hasta el 2016 no quiere decir que vaya a ser nuestro entrenador durante los próximos cuatro años. Podría parecer entonces irrelevante —o incluso inapropiado— que se revise el contrato de un técnico al que le restan dos años de permanencia en el club. Lo celebrado de la decisión apunta hacia el lado contrario, pues con este anuncio se lanza un mensaje muy positivo a todo el madridismo; el de que el objetivo prioritario es la Décima. Me explico.
Tras los brillantes números de esta temporada en la Liga, es más que seguro que cuando lleguen los tropiezos —que han de llegar— surja una campaña mediática para desacreditar al equipo. La línea argumental será la de otras veces: se juega mal por culpa del entrenador. Que sea o no así —que se juegue mal es posible, que solo sea culpa del míster es menos evidente— poco importa ahora. Lo fundamental es que, sí o sí, esto va a suceder. Un par de empates consecutivos al comienzo de la campaña o un mal resultado contra un rival de entidad serán suficientes para que, incluso yendo líderes del campeonato doméstico y habiendo hecho los deberes en la Champions, las alarmas se disparen y un sector del madridismo —el menos crítico— trueque su confianza en Mourinho por desprecio. Será entonces cuando portadas y tertulias se llenarán de rumores, entre los cuales el favorito siempre ha sido que Mou ha puesto sus miras en su añorado Chelsea. Reconozcamos que la mentira será mucho más creíble si al técnico sólo le queda año y medio de contrato.
En mi opinión, esta ampliación contractual trata de ser un remedio contra futuras intoxicaciones. Qué lo logre ya es otro cantar. Lo que es indiscutible es que es un movimiento inteligente que, además, permite intuir buenas maneras en el proceder del club. Parece que las cosas empiezan a hacerse bien, único modo de obtener la hegemonía continental. Si el objetivo es la Décima —y la Undécima, y la Duodécima…— hay que disponer todos los medios con los que se cuenta para lograrlo, anticiparse al resto en lo deportivo y lo extradeportivo. Tenemos un entrenador colosal, una gran plantilla —en la que hay que hacer retoques, eso sí—, una afición inmensa… Solo nos hace falta estar preparados para los embates de nuestros muchos y poderosos enemigos. Todo indica que el club ha tomado buena nota de ello.


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